Como el anuncio de una gran tormenta, así viene Pablo J. Rico.
Mientras escuchábamos su plática en Matria, nos hacía ir de un concepto a otro, de una relación a otra, siempre desde y hacia el arte. Y dentro de una de esas reflexiones hubo algo que llegó como una ráfaga de viento, un aire repentino que decía, el azar es el destino del arte. Al menos eso se sintió al escuchar tantos eventos mágicos hilvanados por una persona, tanta poesía vivida entre paisajes y bicicletas maratonicas.
Gracias por las experiencias compartidas, ¡mítico Bandido!
Auguri Pablo!
*Fotografías: Daniel Molina